Todo parecía normal en su orden, pero la mujer se dio cuenta de algo que la hizo estallar de furia, las papas fritas que había pedido estaban frías. En un momento de locura, la chica se dirigió hasta la cocina y empezó a gritarle a los empleados de McDonalds, alegando que ella había pagado por un buen servicio.
La clienta ya enojada sacó una pistola de su bolsa y empezó a disparar en el suelo, el gerente del lugar se acercó a ella y le dijo que le cambiarían sus papas, la mujer salió del establecimiento y se fue a su auto. La fémina fue detenida por la policía dentro de su auto sin poner resistencia alguna.