Ese Hipólito Rodríguez, alcalde de Xalapa, había mantenido su estulticia en estado catatónico, pero repentinamente la estulticia le despertó para declarar: «Creo que el escenario es favorable para nosotros, porque ustedes ven que los destinos tradicionales, particularmente los destinos de playa en la Riviera Maya, pues ahorita no son lugares muy atractivos por el sargazo y la gente está prefiriendo venir a lugares como el nuestro».
Por supuesto el alcalde de Xalapa no tiene ni la menor idea del caudal turístico que cada año visita las playas de Cancún; no tiene ni la menor idea de la derrama económica que el turismo deja en esas playas de la Riviera Maya.
Tal vez el alcalde se asomó por la ventana de su oficina en Palacio Municipal y vio a unas personas en poca ropa y se los imaginó turistas internacionales, des esos que dijo Xóchitl la bailadora Arbesú, están abarrotando los centros turísticos de Veracruz. Pero no Hipólito, los encuerados que viste fueron los miembros de los 400 Pueblos, los pupilos de tu amigo César del Ángel, a los que no tardas en nombrar huéspedes distinguidos.
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