Muy revelador el reportaje de José Raúl Linares en la revista Proceso, donde se revela la manera cómo procedía Javier Duarte cuando de ocultar sus trapacerías se trataba. De acuerdo con el reportaje, cuando Bermúdez Zurita, entonces secretario de SSP, y Luis Ángel Bravo, fiscal duartista, le reportaron a Javier Duarte de los cuerpos localizados en la barranca de La Aurora, muy cerca de las instalaciones de la Academia de Policía en Emiliano Zapata, Veracruz, el entonces gobernador dijo: «No puedo darme el lujo de un hallazgo masivo de cuerpos porque me van a partir la madre».
De tal modo que Javier Duarte ordenó ocultar los cuerpos y sólo reportar el hallazgo de seis cuerpos, los que aparecían en las fotografías que ya se habían filtrado a la prensa. Del trabajo sucio se encargaron Bermúdez Zurita, Luis Ángel Bravo, Gilberto Aguirre Garza, Carlota Zamudio y Eva Aquino.
El reportaje puntualiza que los diversos actores de esta trama macabra señalaron a Javier Duarte como el autor intelectual de esta maniobra de ocultamiento, crimen que tiene pendiente y que una vez que cumpla su ridícula sentencia de nueve años, se le habrá de cobrar. Javier Duarte no es inocente, por más que lo pregone él y sus voceros oficiales. Javier Duarte es un criminal y no será la Cuarta Transformación la que lo liberé, la que lo exima de culpabilidad. Antes bien, el gobierno de López Obrador deberá dar un ejemplo de que en el gobierno del cambio no cabe la impunidad.
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