Dos cosas habría que destacar de los sucesos de anoche en San Luis Potosí, donde trabajadores de Alcantarillado y Agua Potable del estado siguieron al presidente López Obrador hasta el hotel donde pernoctaría. Primero, que el presidente les da la cara a los problemas, ni los evade ni los ignora, antes bien los encara. En segundo lugar, como el mismo presidente lo dijo, él no merece ese trato. Y no lo merece precisamente porque siempre ha dado la cara a los problemas. De modo que acosarlo hasta querer que pierda la paciencia, no es la estrategia pertinente.
En los videos que circulan, el presidente de México se ve molesto pero ecuánime. No tuvo estallidos de cólera, antes bien pidió a las personas que lo habían perseguido hasta su hotel que él no merecía ese ese trato y no va a dejar que nadie lo provoque. Sobre si la manifestación fue legítima o no, hay ciertas dudas. El presidente López Obrador aseguró que los manifestantes fueron enviados para provocarlo; reiteró que sí, que los mandaron para provocarlo.
Todavía la mañana de este sábado lo volvió a afirmar: «Ayer me mandaron a un grupo para provocar, que se meten al hotel y quisieron meterse hasta la habitación». Como quiera que sea, el presidente tiene razón cuando afirma: «Ya vengo a descansar, no deberían de meterse en mi intimidad, yo no voy a meterme a la casa de ustedes, si alguien llega se mete a nuestra casa está invadiendo nuestra intimidad».
AMLO ‘estalla’ contra manifestantes en San Luis Potosíhttps://t.co/8CcERTPpLE pic.twitter.com/W3xfn816Tc
— Joaquín López-Dóriga (@lopezdoriga) July 20, 2019
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