Será el sereno, o como dijera el célebre expresidente blanquiazul amante del etílico, Felipe Calderón, «haiga sido como haiga sido», pero durante el bienio del exgobernador Miguel Ángel Yunes Linares, los encuerados de César del Ángel no se atrevieron a poner un pie en la capital del estado. Es más, el jefe de la camarilla pasó un bien tiempo en chirona por haber agredido a la ayudantía del exgobernador Yunes Linares.
Hoy las cosas han cambiado, los encuerados de los 400 Pueblos coparon nuevamente la ciudad y se mueven a un costado del Palacio de Gobierno como en sus propias casas. Tal parece que son consecuentados por el segundo a bordo, pues no han sido tocados ni con el pétalo de una rosa.
Es más, Cuitláhuac García pareciera que olvida que la sociedad xalapeña es conservadora y existe un grado cultural alto en sus habitantes. Así que, si usted piensa que los xalapeños no pasarán factura por la debilidad del actual gobierno, está completamente equivocado. Los xalapeños no quieren como huéspedes a César del Ángel y sus 400 encuerados.
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