En el caso del Capitán Tormenta el juez le tuvo compasión y lo eximió de ir a firmar cada semana; pobrecito, iba con su patita lastimada. Luis Ángel Bravo no tuvo la misma suerte, o no actuó tan bien como Bermúdez Zurita que el juez no se tragó el cuento de las muletas, por lo que lo regresó a su arresto domiciliario a esperar a que su caso se resuelva.
A qué presuntos delincuentes tan descuidados. Resulta que todos, Gina, Flavino, Nemi, Bermúdez y ahora Luis Ángel Bravo, una vez que los retiran del poder, o se enferman o se accidentan. Al parecer una nubecita de mala suerte los acompaña a donde vayan, o lo que es más seguro, no se les quita lo trinqueteros y quieren seguir viendo la cara de pendejos a los veracruzanos.