Por eso soltó esa mentira de que no había consanguineidad entre el gobernador y el subsecretario de Finanzas; mentira que la tiene en al filo de la renuncia. Pero en Libertad bajo Palabra nos tomamos en serio nuestro trabajo y fuimos a desenterrar a la abuela, quien confirmó que sí, que Cuitláhuac García Jiménez y Eleazar Guerrero son primos hermanos. Ante ello, la pobre contralora quedó como una embustera, como una solapadora, como una encubridora.
Es ella y sus mentiras las que la podrían obligar a renunciar. Es también su ineficacia, pues a pesar del nepotismo denunciado, del conflicto de intereses y del tráfico de influencias que permea en todos los ámbitos gubernamentales, ella guarda silencio y sólo presume andar corriendo aviadores en la SEV. Y aquí el dilema no tiene que ver con que sea mujer, el dilema radica en que es una embustera.