La escuadra que dirige Tite, desde un inicio fue una de las favoritas para levantar el campeonato, pues además de fungir como anfitriones, tenían la urgencia de ganar en una competencia oficial, ya que la última vez que lo lograron fue en la Copa Confederaciones 2013 al vencer a España; es decir, desde hace seis años, una potencia en el futbol, no sabía lo que era levantar un título.
El camino no fue sencillo, ya que, desde antes de comenzar su participación en la Copa América, tuvieron que afrontar la sensible baja de su máxima estrella: Neymar, lugar que ocupó Willian. En fase de grupos no perdieron ningún partido, y avanzaron como líderes del grupo A con siete unidades, en cuartos de final echaron a Paraguay y en semifinales a su acérrimo rival: Argentina.
Llegaron a la gran final con un rival que, aparentemente sería fácil, pero no fue así. Ya que la escuadra dirigidos por Ricardo Greca sorprendió hasta el último minuto de la competencia. Incluso, en gran parte del compromiso, fueron superiores a Brasil, país que se puso arriba en el marcador tras la anotación de Everton, quien, de primera intención, remató un gran servicio de Gabriel Jesús al minuto 14. Injusto para los peruanos que jamás se rindieron, pero lamentable mente así es el deporte.