Aquí sí cabe la expresión, ¡qué poca madre! Y es que el exdirector de Pemex, Emilio Lozoya, acusado de la venta fraudulenta de una planta de fertilizantes chatarra y de sobornos con la empresa brasileña Odebrecht, invitó a toda la familia a su chiquero y la esposa, la hermana y hasta la madre se batieron con él al grado de que la Fiscalía General de la República (FGR) ya giró órdenes de aprehensión en contra de estas distinguidas damas.
Queremos creer que las damas ignoraban que Lozoya Austin estuviera involucrado en asuntos fraudulentos y que su participación haya sido en ignorancia. Pero también es posible que Emilio Lozoya les haya dicho que no había riesgo alguno en esos negocios fraudulentos, pues él tenía la venia del propio presidente de México, en ese entonces Enrique Peña Nieto.
¡Qué pena que ahora toda la familia ande de huida! ¡Qué pena que se les haya girado una “ficha roja” de la Interpol! ¡Qué pena cuando los atrapen y salgan esposados en las primeras planas de los periódicos! Pero qué bueno que se esté investigando y capturando a los que tanto daño hicieron al patrimonio de este país.
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