El equipo de México se le desmorona al Tata Martino. Los futbolistas mexicanos vivieron un episodio difícil en el partido contra Haití. El Tri, que inició la Copa Oro con una goleada de siete goles contra Cuba, no pudo hacerle un gol al equipo caribeño durante el tiempo regular, a pesar de que Haití está ubicado en el lugar 101 en la lista de la FIFA. Los mexicanos tuvieron que esperar un bondadoso y controvertido penalti poco antes de culminar el partido, y así avanzar a la final de un torneo exótico.
El peligro de los equipos en la Concacaf es que juegan a la desesperación. La región comprende desde Canadá, pasando por Centroamérica, hasta la última isla del Caribe. Y son las pequeñas selecciones las que más dolores de cabeza provocan. Haití logró ganar a dos eternos participantes del torneo: Costa Rica y después Canadá, a quien remontó un 2-0 para terminar ganándolo 2-3. Y estuvieron cerca de hacer la travesura contra México en un partido en el que resistieron los embates mexicanos que, desorientados, apenas y podían exigir al guardameta Johny Placide.
El Tata Martino vio el partido desde un palco la desorientación de sus jugadores. Las transiciones de defensa-ataque no tenían sentido cuando, en el último pase, preferían chutar a portería para algún gol espectacular. La frustración invadió al equipo mexicano que no sabía cómo perforar la meta de sus oponentes que no dejaron de correr detrás del balón. Andrés Guardado, el capitán, volvió a ser neutralizado con escasas oportunidades para reanimar a los suyos.
El respiro para los mexicanos llegó en el alargue, al minuto 93, cuando Raúl Jiménez recibió un ligero empujón del defensor Jems Geffrard al borde del área. Una jugada que se pudo anular ya que era inexistente, pero recordemos que en este torneo no hay VAR. Y el árbitro marcó penal. Raúl Jiménez, desde el manchón de penalti, anotó el gol que ya coloca a México en la final de la Copa Oro. Ganaron, pero sin convencer.
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