Las formas de contagio y los síntomas del VIH en las mujeres son parecidos a los que se presentan en los hombres. Además, la mujer seropositiva puede infectar a los hijos durante el embarazo, el parto, o la lactancia. Después de infectarse con el VIH, los síntomas son similares a los de una gripe. Se le llama infección primaria. Es una fase muy importante por dos circunstancias: las personas infectadas recientemente son mucho más contagiosas porque su carga viral es elevada.
La sintomatología aparece entre una y cuatro semanas después del contagio. A menudo tras mantener relaciones sexuales sin protección con una persona infectada, su duración oscila entre 3 a 10 días, aunque puede prolongarse más tiempo. Fiebre, sudores nocturnos, fatiga, cansancio; ganglios linfáticos inflamados en el cuello o en otras regiones; Dolor de garganta, erupciones cutáneas, dolor de cabeza, dolores musculares y articulares, diarrea, náuseas y vómitos, aftas o úlceras en la boca y, o en los genitales. Estos son los síntomas más comunes en mujeres.
Si como mujer presentas la mayoría de estos síntomas, no te arriesgues y acude a practicarte una prueba de VIH ya que detectar esta enfermedad a tiempo te favorecerá, porque durante esta infección primaria por VIH, el virus se multiplicará muy rápidamente primero en los linfocitos CD4 (son un subgrupo de linfocitos que tienen un papel muy importante en establecer y maximizar las capacidades de defensa del sistema inmunitario), y después en muchas otras células del organismo. Si estas embarazada, recuerda que tu cuidado deberá ser más estricto, ya que podrías contagiar a tu bebé.