Luego de vivir 10 años en EEUU conociendo los altos niveles de basura en las playas, Kevin Kumala comenzó a ingeniar este producto, consciente de la magnitud de esta problemática ambiental. La bolsa biodegradable que es apta para ser comida por animales marinos se deriva de un procedimiento con almidón de yuca, un tubérculo que abunda en Indonesia. En colaboración con Daniel Rosenqvist, socio de Kevin, se fundó la compañía AVANI dedicada a la fabricación de este tipo de bolsas.
El valor de esta bolsa, que no tiene toxicidad alguna, ronda los 5 centavos de dólar. Luego de su uso, en menos de 100 días este producto ya se habrá convertido en composta. Cabe mencionar que cada año unos ocho millones de toneladas de plástico terminan en el océano, sin mencionar que este material puede tardar hasta siglos en desaparecer. Tristemente, largos años de descuido y una gran afectación en los mares no serán suprimidos en pocos meses y con sólo algunos inventos bien intencionados para cambiar la crítica situación global de la naturaleza. Aún falta mucho camino por recorrer, pero, muy seguramente, poco tiempo para lograrlo.