La Revolución Mexicana tuvo como antecedentes dos importantes conflictos laborales: las huelgas de Cananea y Río Blanco en 1906 y 1907. Los trabajadores organizados, históricamente han tenido mucha fuerza, sin embargo, el Gobierno Federal descubrió el talón de Aquiles y enfocó sus baterías de coacción contra los líderes sindicales, dando como resultado el enriquecimiento de los líderes sindicales a consta de los trabajadores.
Hoy que el gobierno de México ha firmado el T-MEC, que se ha comprometido con mejoras laborales, entra en escena la democracia en los sindicatos. Hay dos gremios que requieren de manera urgente la democratización de sus estatutos y métodos de elección de sus líderes.
Nos referimos al sindicato de los petroleros (STPRM) y al sindicato de los trabajadores de la educación (SNTE). Muchos investigadores se han preguntado: ¿están preparados los trabajadores mexicanos para tener una democracia sindical, estarán preparados para elegir por ellos mismos sus líderes?
De nada servirá la Reforma Laboral si los trabajadores no dejan la indiferencia y el confort y se involucran en este proceso democrático. Si los líderes renuentes a la democratización sindical ven a una base unida, bien informada y exigente, tenga la seguridad que no quedará otra alternativa que abrir la puerta a la anhelada democratización sindical.
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