En la misa de sepelio el sacerdote y posible homicida dijo lo siguiente sobre el crimen de su pupilo: «Que agarren a la víbora, pero hay que sacarnos nosotros el veneno; ése es el perdón de que nosotros damos (…) que Dios lo perdone, nosotros también, pero que la justicia haga lo suyo».
Vaya usted a saber si Dios perdonará al asesino de Leonardo, pero una cosa sí será posible, la justicia hará lo suyo. Francisco Javier “N” era buscado por la PGJ de la Ciudad de México, incluso había sido requerido, pero se encontraba escondido. Hoy la PGJ lo ha detenido, y de comprobarse su culpabilidad, sólo le quedará esperar el perdón de Dios.