El SNTE nace con el estigma paternalista del PRI dentro del seno del corporativismo y bajo la tutela del presidente en turno. El Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación actualmente se encuentra secuestrado por una camarilla que piensa que el destino nunca los alcanzara. Su brillo y gloria de las conquistas laborales fueron sepultadas por la postura timorata y traicionera de sus actuales dirigentes. El SNTE requiere en estos momentos cambiar de dirigentes, necesita líderes que conozcan las necesidades de los maestros y que tenga la fuerza para exigir las cosas con respeto pero con firmeza.
Se requiere la inclusión de miles de jubilados que han sido olvidados, también es necesario dirigir la mirada al nivel superior, donde los catedráticos y maestros pueden ser incluidos. Y es que después de más 70 años de existencia, el SNTE necesita evolucionar, cambiar sus estatutos y armonizarlos con la nueva Reforma Laboral. Darle paso abierto a la democratización y que sus agremiados puedan votar y ser votados de manera libre, pacífica y armoniosa, como lo sugiere el presidente de México.
Sin embargo, Alfonso Cepeda y su comité ha quedado atrapado en el pasado, sus seccionales en todo el país se encuentran sueltos, no saben ni quieren reconocer los vientos transformadores de la Cuarta Transformación. Si el SNTE sigue quedando en estas manos, tenga por seguro que se seguirán perdiendo conquistas laborales. Estos dirigentes no funcionan, no defienden, sólo simulan hacerlo. Por eso es urgente un nuevo liderazgo, uno que tenga visión y que recupere la gloria y el brillo que alguna vez tuvo.
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