Pero el secretario de Salud, experto en chiles, harto de los cuestionamientos sobre la escasez de medicamentos, les reprochó a los periodistas que primero le reclaman por la escasez y luego le reclaman porque las compras para paliar esa escasez se hayan hecho a una empresa farmacéutica muy cuestionada como lo es Abisalud, empresa vinculada a Carlos Lomelí, superdelegado del gobierno federal en Jalisco.
Ramos Alor dijo: «No había medicamentos y con toda razón, estaba la demanda popular. Llegan los benditos medicamentos y ahora, a dónde los compró. La verdad como ciudadano yo lo diría, híjole no les embona ningún chile». La verdad es que aquí no se trata de que le embone el chile a los ciudadanos o a los comunicadores, el punto es que no se puede solucionar un problema acudiendo a la ilegalidad.
Una persona que tiene a su hijo enfermo y para poder aliviarlo, compra medicina robada, está cometiendo un delito. No se trata de solucionar un problema al «haiga sido como haiga sido». Ramos Alor, como funcionario estatal, debe vigilar que cada compra que se haga se lleve a cabo dentro de las normas que la propia ley establece.