Por otro lado, la CNTE, fiel a su método, amagaba con tomar las calles; el pretexto principal era la cancelación de la Reforma Educativa. No obstante, la inteligencia y sensibilidad del nuevo presidente lograron que las aguas tomaran su cauce normal. Sin embargo, el frijol en el arroz lo ponía el SNTE de Cepeda Salas; este grupo de rémoras se resistían al escrutinio de las bases mediante una elección libre, democrática y secreta, en otras palabras, desde que entró el nuevo presidente, se han resistido a sacar una convocatoria para renovar al actual comité.
Tal parece que la dirigencia del SNTE olvida que los tiempos han cambiado, ya no son los consentidos del presidencialismo, ya no habrá las grandes prebendas. Es más, para muestra basta un botón, ni el propio Díaz de la Torre logró la votación suficiente para entrar al Congreso Federal. En los estados, los candidatos del SNTE, todos, absolutamente todos, mordieron el polvo de la derrota. A como van las cosas, sólo es cuestión de tiempo para que el gigante magisterial sea democratizado.