Ni en sueños dejaré el SNTE, decía Juan Díaz de la Torre, quien tuvo que salir por la puerta de atrás

Juan Díaz de la Torre FOTO: WEB

Días antes de su penosa salida por la puerta de atrás, Juan Díaz de la Torre le decía a parte su estructura: «Ni en sueños dejaré el SNTE». En esos momentos se sentía confiado, pensaba que la autonomía sindical era una barrera infranqueable. Sin embargo, le ponía muy nervioso su próxima reunión con gente de Gobernación. El propio presidente de México se sentía sereno y contento por la postura que manejaba la gente de la maestra Gordillo, quienes le dijeron al Ejecutivo federal que apoyarían el voto universal. Y mientras eso pasaba, la suerte de Juan Díaz de la Torre ya estaba echada. Le pasó como dice la canción: «Ese compa ya estaba muerto nada más que no le habían avisado». La instrucción le cayó como balde de agua fría, convocaría a reunión extraordinaria y anunciaría su salida.

Por otro lado, la CNTE, fiel a su método, amagaba con tomar las calles; el pretexto principal era la cancelación de la Reforma Educativa. No obstante, la inteligencia y sensibilidad del nuevo presidente lograron que las aguas tomaran su cauce normal. Sin embargo, el frijol en el arroz lo ponía el SNTE de Cepeda Salas; este grupo de rémoras se resistían al escrutinio de las bases mediante una elección libre, democrática y secreta, en otras palabras, desde que entró el nuevo presidente, se han resistido a sacar una convocatoria para renovar al actual comité.

Tal parece que la dirigencia del SNTE olvida que los tiempos han cambiado, ya no son los consentidos del presidencialismo, ya no habrá las grandes prebendas. Es más, para muestra basta un botón, ni el propio Díaz de la Torre logró la votación suficiente para entrar al Congreso Federal. En los estados, los candidatos del SNTE, todos, absolutamente todos, mordieron el polvo de la derrota. A como van las cosas, sólo es cuestión de tiempo para que el gigante magisterial sea democratizado.

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