Buscó Lorenzo Antonio Portilla tomarse un café con el periodista que descubrió a sus sobrinos encubridores en Orfis; sobrinos que involucraban a su tío en una red de extorsión que le dejaba millones de pesos. Para ello utilizó a gente del mismo gobierno de Yunes. El periodista le dijo al enviado que él sólo toma café con sus amigos, pero ante la insistencia del enviado, este abrió la posibilidad del diálogo. Al día siguiente Lorenzo Portilla lanzó duras descalificaciones en contra del periodista acusándolo de deshonesto. Entonces el diálogo se cerró.
Una persona como Lorenzo Portilla no era de fiar. El periodista entendió que lo único que Portilla deseaba era tener bases para fingir una extorsión; él es experto en el tema. Hoy Lorenzo Portilla sale, como gran extorsionador, a acusar al que en algún momento lo defendió. Se le dijo a la gente del gobernador, si el auditor Portilla traicionó a Duarte, traicionaría a Yunes, y si está traicionando a Yunes, traicionará a Cuitláhuac.
El gran saqueo que se dio durante el duartismo es en gran parte responsabilidad de Lorenzo Portilla, el auditor encubridor, ese que pasaba por alto lo que Duarte le pedía pasar por alto, ese que cobraba auditorías amañadas, dejando que el saqueo se consumara. Ahora sale Lorenzo Portilla, el gran extorsionador, y acusa. Mañana, a conveniencia, hará lo mismo con otro protagonista.
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