Estas tres empresas cuyo servicio se contrata por aplicación y que ha demostrado que se puede dar un mejor servicio de transporte que el del taxi, están acaparando el mercado del transporte público personal.
Por supuesto, los que deberían de tener la última palabra en este conflicto no son las autoridades ni los mismos taxistas, sino los usuarios que merecen un mejor servicio, más limpio, más amable, más eficaz, pero sobre todo más seguro. Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno de la Ciudad de México ya dijo que está abierta al diálogo pero que no caerá en provocaciones.
Lo que para la jefa de Gobierno importa es la movilidad de los ciudadanos y por ello no ve mal que haya más opciones de transporte. Al final lo que les podría ofrecer a los taxistas será regular este tipo de aplicaciones, pero va a estar muy difícil que un servicio que ha tenido buena aceptación se cancele. Así que los crucificados van a tener que estar más tiempo en su cruz.