El agremiado sindical deberá entender que la responsabilidad es muy grande y que ahora estará sobre sus propios hombros la verdadera democracia sindical. Tendrá que romper el viejo paradigma de poder cupular y hacer más activa su participación, desde abajo hacia arriba. Ya que ahora con una nueva Ley Laboral, el trabajador será el protagonista principal y tendrá un poder como nunca ates.
Desde luego, que quien quiera estar al frente tendrá todo el derecho que le conceda la ley, pero también tendrá que persuadir, convencer, dialogar y ser congruente con sus hechos. Sólo de esa manera se podrá obtener al poder, claro, siempre y cuando sus compañeros voten por él.