No sé de que escribir y no es porque no se me ocurra algo

- en Opinión

Jorge Flores Martínez / Cada miércoles me enfrento a una hoja en blanco, poner la primera letra o intentar exponer una idea es un verdadero desafío.

Hace unas semanas decidí regresar a este increíble reto de platicar con cada uno de ustedes y me propuse evitar en lo posible las coyunturas y las estupideces de los políticos. La propuesta es tomar temas que importen, por lo menos al que esto escribe.

He intentado escribir de la existencia de Jesús o de los inicios del cristianismo, les platique de mi Testamento Absurdo, no dude en abusar de su confianza y les expuse mi opinión de Bellas Artes y el hoy cancelado NAICM, pero esta semana no se me ocurre nada.

Me gustaría platicarles de mi experiencia como maestro de Arquitectura, donde he encontrado que es verdad que uno aprende mucho más de lo que se le intenta enseñar a los alumnos. En ellos he hallado que ya se me había olvidado ser joven y la sencillez que tienen de enfrentar un mundo mucho más complicado y difícil que el que me tocó a mi.

Quisiera poder comentar con ustedes algunas pláticas que he tenido con amigos, donde les aseguró a ellos, que la humanidad nunca ha estado mejor que ahora y que no deberíamos estar agobiados en una atmosfera de inclemente tragedia constante. Me atrevo a decirles en esas platicas, que la humanidad enfrenta problemas extraordinarios, pero también son extraordinarias nuestras capacidades de superarlas.

He estado tentado a escribir sobre temas tan ajenos como Demografía, que durante años hemos vivido atemorizados de la explosión demográfica, donde más pronto que tarde, llegaría el momento que no cabríamos en el planeta y pasado los años, nos encontramos que por el contrario, en las próximas décadas nos enfrentaremos a crecimientos muy bajos o sociedades en plena disminución de su población.

Esta semana estuve a nada de escribir sobre las evidencias de la presencia humana en nuestro territorio, que por supuesto no corresponden a lo que dice nuestro presidente con sus 10 mil años, que después corrigió, para peor, en 5 mil millones o 10 mil millones de años de historia de México.

Tengo un documento listo sobre el Barroco en México, que lo considero la mayor aportación en la arquitectura que se ha realizado en nuestro país (al Barroco, no a mi documento, por supuesto). Porque también es justo decir que considero que como nación, somos el producto de un increíble mestizaje y nuestra idea de México como nación la podemos datar como su inicio una tarde de un 13 de agosto de 1521.

También tengo muchas ganas de platicar con ustedes sobre la importancia de saber que existe una diferencia abismal entre idealismo e ideología. No es lo mismo defender un ideal que una ideología, y que justamente esa confusión la han aprovechado demagogos populistas para esclavizarnos y así constituirse en administradores de nuestras libertades.

Quiero escribir de mi ciudad y sus increíbles oportunidades. Comentarles que estoy harto de políticos de pobres perspectivas que no comprenden, ni comprenderán, que la ciudad no es poner sus letras en el parque y esperar que las cosas sucedan. La idea de ciudad cambió en el siglo XXI y debemos imaginarla en un horizonte de 30 años o más y empezar a construir aprovechando todas las potenciales y minimizando sus carencias.

Pero esta semana no encontré de que hablar con ustedes, tenía tantas cosas en la cabeza y ninguna prevaleció sobre las otras tonterías que daban y daban de vueltas.

Espero que la próxima semana podamos platicar a gusto de un tema, el que sobresalga sobre los otros, no importa, lo realmente interesante es hacer este ejercicio que nos hace diferentes de las otras especies con las que compartimos este manicomio esférico que llamamos Tierra.

En otras cosas ¿sabían que nosotros, los Seres Humanos, somos los únicos capaces de imaginar cuentos y tener pensamiento mágico? Podemos entender que las cosas pueden significar algo, fabricamos cosas con significado, las podemos imaginar. Somos creadores de objetos que nos hablan.

¡Animo! No pasa nada, los retos, como les decía, son extraordinarios y complejos, pero nosotros somos mucho mas extraordinarios y complejos que cualquier otra cosa que conozcamos en el universo.

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