Dice el libro de Eclesiastés, en el capítulo 7, verso 4: «El corazón de los sabios está en la casa del luto, mientras que el corazón de los necios está en la casa del placer». Después de la fiesta de los excesos, viene la resaca y es ahí donde se sufre. En Veracruz, después del tan canturreado Salsa Fest 2019, que por cierto, según el gobernador, será el mejor del mundo, muchos veracruzanos vuelven a la realidad. Regresan a una realidad violenta y sangrienta.
Los hoteleros desdicen a la bailadora de La Bruja, Xóchitl Arbesú, quien en sus cuentas llenas de turistas, la edición del Salsa Fest 2019 generó una derrama económica de más de 250 millones de pesos durante los tres días de actividades, así como una afluencia superior a las 200 mil personas, esas son las cuentas de la Secretaría de Turismo y Cultura (Sectur), que dirige la compañera de baile del gobernador.
Pero ahora la realidad hace que se le olviden las notas de Willy Colón y vuelvan a sentir miedo de salir a la calle. La inseguridad se vuelve a imponer, es más durante los tres días que duró el festival salsero, la violencia e inseguridad no hizo tregua, siguieron apareciendo taxistas muertos, deportistas y mujeres mutiladas. Ni hablar, ya veremos qué hacen nuestros gobernantes ahora que no tienen cerca a un senador que les hacía sombra constantemente.
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