Josefa González-Blanco es hija de Patrocinio González Blanco, exgobernador de Chiapas y secretario de Gobernación en parte del sexenio de Carlos Salinas. El padre de Josefa es el responsable de los bombardeos en contra de territorio chiapaneco en los primeros meses de 1994, durante el conflicto con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZNL). Para muchos fue una sorpresa que la hija de este presunto genocida llegara a Semarnat; quizá aquí se pueda aplicar la máxima de que los hijos no deben pagar por los pecados de los padres. Josefa González-Blanco renunció a la Secretaría de Medio Ambiente, se dice, porque pidió retrasar un vuelo en el Aeropuerto Internacional Benito Juárez.
El presidente se enteró por ella misma y López Obrador le pidió que renunciara, y ella renunció. Pero las verdaderas razones de la renuncia de Josefa no fue el retraso del vuelo, López Obrador le ha perdonada peores cosas a otros funcionarios y gobernadores. Josefa González-Blanco, ha trascendido, estaba hasta la madre de los muchos despidos y de los recortes al presupuesto de la Semarnat.
Usted debe recordar que recientemente nos enteramos de que se recortó el presupuesto al programa de combate a los incendios, en una época en que los incendios se han intensificado. Pero no sólo eso, en los seis meses que lleva la presente administración federal se ha despedido a 16 mil 630 trabajadores, según informe de El Universal. De modo que Josefa nada más estaba esperando la gota que derramara el vaso para, igual que Germán Martínez, dejarle tirada la oficina a López Obrador para que pusiera a cualquier pelele. ¿Y quién levantó la mano? El pelele de Manuel Velasco.
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