Recientemente, Charles Rogers, un aristócrata de Inglaterra falleció por una sobredosis de drogas mientras se encontraba en su automóvil. Jordan Adlard Rogers, un enfermero de 31 años, descubrió poco después que el sujeto se trataba de su padre; esto tras realizarse unas pruebas de ADN y confirmar su sospecha que desde hace años tenía. Lo que menos esperaba este joven era enterarse que su padre poseía una mansión junto con un terreno de 620 hectáreas. La mansión fue valuada por la cantidad de 63 millones de dólares. Trágicamente, el hombre acaudalado vivió sus últimos años bajo la adicción de las drogas y en la indigencia por propia voluntad.
Desde pequeño, Jordan Adlard sospechaba que Charles Rogers podría ser su padre biológico, pero no fue sino hasta que cumplió los 18 que comenzó a buscar la manera de despejar estas dudas. Ya en su mayoría de edad, Jordan pedía al hombre, de quien no sabía era millonario, realizarse pruebas para comprobar su parentesco. Sin embargo, los abogados de este magnate negaban la petición. La última vez que el joven solicitó esto mismo, los abogados le dieron la noticia de que el hombre había fallecido. Finalmente, Jordan logró hacerse la prueba y tras, confirmar que Charles Rogers era su padre biológico, terminó heredando las pertenencias de éste.
En declaraciones, Jordan Adlard dijo: «La gente dice que tengo suerte, pero cambiaría cualquier cosa por volver el tiempo atrás y que mi papá sepa que yo era su hijo. Tal vez entonces él podría haber tomado un camino diferente». Para Jordan, el trago amargo se duplicó, pues semanas después su madre también falleció. Jordan donará parte del dinero que reciba para fines altruistas. Esta es sin duda una historia sorprendente a la vez que trágica, ¿usted que preferiría?, ser heredero de posesiones millonarias o disfrutar de sus padres en vida aun teniendo poco o nada.
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