Un grupo de reporteros le preguntaba al gobernador sobre el tema de la compra de patrullas, al mismo tiempo le reclamaban que la información no fluyera por los canales adecuados, antes bien que esa información la catalogaran como “reservada”.
Cuando el reportero le quiere explicar cuando una información debe considerarse reservada, el gobernador se ríe, agita las manos como si tuviera miedo y le dice: «Huy que grave que no haya respondido», después suelta una de sus carcajadas nerviosas. Los reporteros le piden seriedad, porque el asunto merece seriedad, pero el gobernador sigue con su actitud infantil, como si gobernar un estado fuera un juego de niños.