Andrés Manuel López Obrador dirá misa, dirá que en su gobierno no hay corrupción, pero él no es omnipresente ni omnisapiente, de modo que apenas se da la vuelta y algunos de sus funcionarios, algunos de sus gobernadores, algunos de los funcionarios de esos gobernadores se aprovechan de ese descuido para hacer de las suyas. Queda claro que apenas iniciara el gobierno de la Cuarta Transformación el primero de diciembre de 2018, algunos empresarios influyentes, participantes de Morena, buscaron cómo hacer negocios. Uno de ellos Carlos Lomelí, quien invirtió millones de pesos en campaña buscando ser gobernador de Jalisco.
Al parecer Carlos Lomelí encontró la manera de recuperarlos. Aparentemente se ajenó de la empresa Abisalud, colocó a gente cercana a él en la dirección de dicha empresa, gente que incluso participó en su campaña, y creyó que eso era suficiente para borrar las huellas de su participación en Abastecedora de Insumos para la Salud, Abisalud. Ni siquiera le buscó otro domicilio, lo dejó a un lado de las empresas familiares.
Son los gobiernos estatales y las instancias del Seguro Popular, instancia federal, las que han beneficiado a las empresas de Lomelí, el superdelegado de Jalisco por parte del gobierno de AMLO. López Obrador ya dijo que el caso será investigado por la Secretaría de la Función Pública, pero de entrada descalifica la denuncia señalando que es pura grilla.
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