Édgar Hernández* /
¡Embestida winckleriana contra el Poder Judicial y la Comisión de derechos humanos!
De pronto cierto medio de comunicación en diferendo con el presidente del Tribunal Superior de Justicia, Edel Álvarez Peña a la par de un periodista especialista en temas de seguridad, desvelan presuntos nexos criminales de un juez, otrora Ministerio Público, Manuel Fernández Olivares, quien en 2011 presuntamente sirvió a un Cártel, para concluir que el titular del Poder Judicial es “Zeta”… y que Cuitláhuac tiene un amigo “Zeta”
Así de rápido.
El señalamiento periodístico –acompañado de golpecillos menores de gacetilleros- se sucede sospechosamente de manera casual, inmediatamente después de que Edel hiciera una aparición pública con el Secretario General de Gobierno, Eric Cisneros, en conocido café en donde haría público rezagos en el trabajo de la Fiscalía General, que encabeza Jorge Winckler.
Y como ello seguramente dolió al empleado de Yunes Linares, más rápido que aprisa se descubre que “el nuevo amigo de Cuitláhuac y de Eric Cisneros, o sea, Manuel Fernández Olivares, es un “Zeta”.
De pronto todos son zetas.
Quienes señalan olvidan que fue Fidel Herrera quien trajo a los Zetas organización criminal que han impuesto su reinado hasta la fecha con la complicidad de los delincuentes de cuello blanco de tres regímenes de gobierno.
Son los “Zetas” quienes a la par de seis cárteles más se disputan la plaza veracruzana que ha transitado del trasiego, al cobro de piso, huachicoleo y secuestros.
El tema de los Zetas va más allá de la disputa política o el calificativo periodístico. No basta –con todo y mal fario que arrastra- que se le señale a Cuitláhuac como “amigo” de los Zetas. Tampoco que se denuncie, sin pruebas de por medio, tan solo con el dicho o conclusiones periodísticas, a Edel Alvares Peña, quien ha demostrado que en el Tribunal Superior de Justicia no hay indicios de presencia de los cárteles o de “Zeta” alguno.
En el origen del diferendo periodístico, porque lo de Edel no es más que una parte de un pleito unilateral de un empresario periodístico en malos términos con el magistrado desde que gobernó Coatzacoalcos hace más de dos décadas.
Por tanto, relacionarlo con la actual violencia en Coatzacoalcos o considerarlo un Zeta resulta poco creíble y la especie se disuelve en las redes.
Respecto a la punta del iceberg que da origen a lo que pareciera una escalada mediática, se trata de un juez de distrito, Manuel Fernández Olivares, quesque “pieza importante de los Zetas” desde 2011, un 2011 ya gobernado por Javier Duarte.
Esa “pieza importante” hoy aterido de miedo y quien teme por su vida y su familia por esas conclusiones que lo dañan, es señalado además como oreja de los “Zetas”… toda una historia.
Extrañamente la maldita casualidad de la embestida mediática se sucede de manera coincidente, en momentos en que la Comisión Estatal de Derechos Humanos observa un señalado caso de tortura que eventualmente llevaría a Jorge Winckler al desafuero y ser objeto de investigación por la propia Fiscalía General de la Federación.
La comisionada Namiko Matzumoto ha denunciado amenazas telefónicas y teme por su vida, mientras los wincklerianos prefieren mirar para otro lado.
En el fondo lo que estamos viviendo es una lucha por la supervivencia del Fiscal veracruzano en donde fuerzas externas aprovechan el río revuelto –sobre todo Miguel Angel Yunes que no perdona la institucionalidad de Edel Alvarez Peña-.
A Cuitláhuac y Eric tampoco no les perdonan los yunistas que ni Dios padre los pueden mover y los morenos, lerdos para la acción política, no hay Dios padre que autorice se remueva a Jorge Winckler.
Vaya chileatole.
Es una lucha que solo ha traído el caos a Veracruz ya que al no haber orden ni armonía en el equilibrio de la seguridad pública –ya se dice que Yunes es quien mueve a los de Nueva Generación y que los Zetas le siguen respondiendo a Fidel Herrera- los criminales están desatados.
Xalapa se volvió a vestir de reina del mal este lunes, al regresar al primer lugar en secuestros y el fin de semana hubo al menos 14 muertos en diversos puntos de la entidad.
Tres fueron ejecutados en Vega de Alatorre, dos asesinados en una misa de 15 años en el iglesia del Espíritu Santo en Fortín de las Flores, al intentar impedir un secuestro; cuatro más aparecieron muertos en el Valle de Uxpanapa, y tres abatidos en un enfrentamiento en Acutzingo que dejó también seis heridos, además una mujer muerta al ser rafagueada su vivienda.
Ese es el trágico escenario en donde, a pesar de tanto fulminado, la función debe continuar.
Este fin de semana, al fin sabadaba, el gobernador Cuitláhuac García estuvo en Boca del Río, para observar cómo funcionará el “Salsódromo” que arranca el jueves y pues a los muertitos hay que dejarnos que descansen en paz, porque el muerto al pozo y el vivo al gozo.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo
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