Actualmente, Pablo Lyle se encuentra cumpliendo el arresto domiciliario que le impusiera el juez desde principios del mes de abril, así como el grillete electrónico que vigila sus movimientos; esto aparte de pagar la fianza que el mismo juez le ordenara, por la libertad condicional con que se amparó el actor. El arresto domiciliario consiste en “la privación de la libertad de movimientos y comunicación de un condenado o acusado que se cumple fuera de los establecimientos penitenciarios, bien en el propio domicilio, bien en otro fijado por el Tribunal sentenciador a propuesta del afectado”.
A pesar de esta solicitud, resulta difícil pensar que Pablo Lyle pudiera hacer algo estando en México, si es que el juez accede a darle dicho permiso. Aun estando en otro país, Pablo debe seguir bajo la restricción del arresto domiciliario, así que esta petición no tiene mucho sentido. Quizá el tiempo que ha estado Pablo Lyle en su domicilio sin mayores libertades este mermando su sentido común y correcto uso de la razón. ¿O será que pretenda realizar alguna artimaña para escabullirse de la ley? Tal vez el actor solamente desee ver por última vez la tierra que lo vio nacer, aunque seguramente lo único que podría ver sería la tierra del patio de su casa.