Rocío Nahle, la “Rosario Robles” del gabinete de López Obrador, quiere ser gobernadora de Veracruz, no importa que haya nacido en Zacatecas, no importa que sus imposiciones en Veracruz hayan causado en escisión entre los fundadores de Morena. El reportaje que publicara Eje Centra sobre los abusos de Rocío Nahle, quien se ha convertido en la arquitecta de los castillos en el aire de la Cuarta Transformación, muestra que al menos cuatro alcaldes fueron impuestos por la zacatecana.
En primer lugar el alcalde de Coatzacoalcos, Víctor Carranza, compañero de borracheras del esposo de Rocío; segundo, el alcalde de Minatitlán, Nicolás Reyes, quien nunca dio la cara por la masacre de Viernes Santo, donde 15 personas fueron asesinadas en una fiesta, incluyendo un menor de un año; el tercero el alcalde de Poza Rica, Javier Velázquez, quien tiene en nómina a buena parte de la familia de la secretaria de Energía, en un acto de nepotismo e influyentísimo que está marcando época en la Cuarta Transformación; la cuarta es la alcaldesa de Nanchital, donde se siguen hallando fosas clandestinas y donde la violencia no cesa.
A estos cuatro alcaldes hay que sumar a tres secretarios impuestos en el gabinete de Cuitláhuac García, el porro de Palacio, Patrocinio Cisneros Burgos, al que sólo le falta prender fuego a Palacio de Gobierno; Roberto Ramos Alor también es impuesto por la Nahle en la Secretaría de Salud, pues ella sabe que en esa dependencia se maneja mucho dinero; la tercera es Xóchitl Arbesú, una mujer que sólo se ha dedicado a pasear y a organizar eventos de los Rotarios a su padre. Con ellos Rocío Nahle piensa crear toda una estructura electoral para buscar a futuro la gubernatura de Veracruz.
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