Francisco de Luna / Coatepec, Ver. Sara Gerón vio a su hijo herido. El joven ensangrentado estaba entre los cuerpos de los acribillados. Se trata de Miguel López Gerón, de 31 años de edad. Él es una de las cinco víctimas del ataque armado en la localidad de Tuzamapan, municipio de Coatepec.
Cuando la señora se enteró, era la hora de la comida. Escuchó los balazos y segundos después supo que el atentado fue en la entrada de la comunidad. Ahí su hijo en ese momento compraba rejas con limón.
«Cuando llegamos, todos estaban heridos. Ya había dos personas fallecidas. Mi hijo aún tenía vida», narra mientras observa hacia las sillas acomodadas en la calle Benito Juárez donde minutos después iniciaría el velorio.
Miguel fue impactado por seis balazos; tres en el tórax, uno el pulmón, en el hígado y el sexto en la columna. Por las heridas fue trasladado al hospital donde durante la noche los médicos informaron de su deceso.
Él era papá de un niño de cinco años. Fue estudiante de Ingeniería y actualmente se dedicaba a la compra de limón.
Aunque la familia López Gerón es originaria de Tuzamapan, pero por cuestiones laborales migraron hacia el estado de Jalisco, donde el muchacho cursó sus estudios. En Xalapa concluyó la licenciatura y posteriormente se dedicó a la compra-venta de cítricos.
Este viernes 17 de mayo (2019) su cuerpo era esperado en su vivienda. Sus familiares y amistades vestían de luto. Y una fotografía enmarcada con cristal estaba acomodada en el pequeño altar. En esa imagen se le nota sonriente.
También murieron Óscar Alberto S. Fernández, Aldo Martínez Jiménez, Manuel Lara Santamaría y Manuel Casas Jarvio. Este último de la localidad de Vaquería.
El futuro de nuestros hijos
Los hechos ocurrieron en la calle Justo Sierra en la entrada a la comunidad la tarde de este jueves 16 de mayo (2019). Ahí se lee un letrero del desaparecido programa de inclusión social “Prospera” y enseguida la frase «Asegura el futuro de nuestros hijos».
Enfrente se ubica una escuela de Educación Especial, la cual suspendió las clases, así como en el resto de las instituciones educativas. También se canceló el baile y el carnaval programado para el 1 de junio, por cuestiones de seguridad y por respeto al luto que guardan las familias.
Una de las vecinas que salió a comprar tortillas, narra que el lugar era tranquilo y que los jóvenes también lo eran y por el caso de violencia ahora el pueblo está consternado. «Pedimos que se haga justicia y que ya no sigan pasando estas cosas porque fallecieron varios jóvenes».
A los muchachos les compraban el limón y los describen como ciudadanos trabajadores a quienes les cegaron la vida con disparos de “metralleta” y «estamos todos asustados. Fallecieron cinco».
Por las detonaciones, los vecinos llegaron a confundirlos con “cohetones” ya que en la comunidad se celebra el carnaval. “Que hagan algo, queremos justicia. Antes pensábamos que era en otro lugar, pero ahora lo estamos viviendo en Tuzamapan”.
Evidencias del odio
La ropa manchada de sangre y una gorra en la que se lee “cítricos”, cuelgan en el alambre. Es Tuzamapan, el lugar de la tragedia. Ahí fueron atacados a balazos los vendedores y compradores de limón.
En el lugar quedaron más de 90 casquillos percutidos.
En el sitio están las huellas de la violencia. Hay arena revuelta con sangre. Son las evidencias del odio –narran los vecinos quienes esta mañana dicen estar de luto-. En su mayoría están atemorizados.
Los habitantes llegaron a las 08:00 de la mañana de este viernes a dejar veladoras, flores y se persignaron en memoria de los asesinados.
En la tierra y la banqueta hay vendas tiradas, algodón, pisadas marcadas por la sangre seca. También hay limones y hasta un perro de peluche roto tirado a un lado de las rejas con los productos citrícolas.
La cinta amarilla de precaución estaba rota y tirada en una de las banquetas de la calle Justo Sierra. Desde sus puertas y ventanas las familias observaban a la prensa que avanza y levanta los testimonios. Pocos quieren hablar.
Son diversas las versiones. Unos hablan del cobro de piso, otros que se trata de una venganza, aunque lo más certero es que la masacre dejó miedo y familias destrozadas por la violencia.
Morir en la hacienda
Tuzamapan pertenece al municipio de Coatepec “Pueblo Mágico”. Esta localidad se ubica en la carretera Las Trancas-Coatepec. En la comunidad la principal actividad comercial es de limón, café y caña.
Este poblado está integrado por casi 8 mil habitantes. Colinda con las localidades de Alborada y Estanzuela.
En este lugar existe una tienda de nombre San Juan Bautista. Fue la de mayor extensión que tuvo el centro del Estado cuando se dio el reparto agrario.
Fue un pueblo agroindustrial que cerró sus puertas a la caña cortada y pasó a los molinos de la localidad vecina de Mahuixtlán donde se produce el aguardiente.
Ahora, en Tuzamapan y Vaquería las familias están de luto. En las casas de las víctimas los seres queridos esperaban los cuerpos y acompañar al sepelio este sábado en el cementerio de la comunidad.
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