Han sido días muy duros los previos a la celebración del Día del Maestro para Érika Ayala. Desde que el portal informativo Libertad bajo Palabra diera a conocer sólo parte del andamiaje aeroportuario que construyó en el Cobaev, Érika Ayala no ha visto la suya. Se guarda y esconde para que no le pregunten sobre la plaza de profesor de tiempo completo que le otorgó a su hijo, o por la plaza de taquimecanógrafa que le dio a su amiga, la notaria Martha Montoya; la plaza que entregó al hijo de ésta, Fernando Vázquez Montoya, o por las plazas de las íntimas de Leticia Perlasca o por las muchas plazas que le otorgó a sus amigas las “Reinis”.
Pero como líder sindical del Cobaev, institución educativa, se vio obligada a asistir al evento del Día del Maestro que el gobierno de Veracruz organizara. Pero, vaya usted a saber si para pasar desapercibida, o para guardar luto, la secretaria general del Suit-Cobaev se fue vestida de negro.
¡Vaya usted a saber qué proyecto político se le murió! La líder sindical se dejó arropar por sus compañeros diputados, los de la actual Legislatura de Veracruz. Dicen los que la vieron que llevaba poco apetito; tal parece que se le fue el hambre o quiere guardar la línea.
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