Arturo Reyes Isidoro / El adelanto ya se tiene: por sexta ocasión el presidente Andrés Manuel López Obrador retornará al Estado dentro de casi cuatro semanas, el 1 de junio para conmemorar el Día de la Marina.
Veintitantos días son buenos para que en la administración estatal limpien y arreglen bien la casa a fin de que el visitante encuentre todo en orden, porque se pensaría que podría venir de muy mal humor.
Una pregunta que salta de inmediato es por qué viaja tanto a Veracruz si el país es muy grande. Dos posibles causas podrían ser o porque le gusta mucho y quiere bastante a su gente… o porque le preocupa.
Digo que podría venir de no buen humor porque el seguimiento (tracking) diario que está haciendo la encuestadora Mitofsky para El Economista registró ya hasta el domingo una caída de aprobación del presidente; y otra empresa, MEXICO elige, muestra la misma tendencia en una encuesta que realizó.
En el caso de la primera, cuando a partir del 14 de abril inició su medición AMLO tenía una aprobación de 67.8 por ciento y el domingo 5 de mayo había caído a 60.5 por ciento.
El presidente de Consulta Mitofsky, Roy Campos, aprovechó para anunciar que inició un estudio diario que llama “AprobAMLOmetro”, que realizará en alianza con TResearch. Se trata de un registro digital a través de la cual medirán al ciudadano “en donde esté”.
Explicó que ha cambiado la forma de hacer comunicación y mercadotecnia y, por lo tanto, de seguir la agenda nacional. No es una encuesta en una red social, comentó, sino una medición en una red social, en una plática de correos electrónicos, de blog de noticias, de gente que utilice Internet.
El primer resultado, pues, muestra ya a un López Obrador en caída, no en caída libre pero si a la baja. Para Roy, el segundo trimestre no le es bueno y el presidente no está ahora en su mejor momento.
La caída la atribuye a dos factores: la evidencia diaria de inseguridad, entre la que se incluye lo que sucedió en Minatitlán, y la polarización que está haciendo, que conserva a su base fuerte, “pero también está poco a poco expulsando a algunos a la hora de estar polarizando”.
Aumentan los que quieren que renuncie
MEXICO elige dio a conocer el domingo el resultado de una encuesta que levantó entre el 1 y el 4 de mayo, esta también a residentes en el país con acceso a Facebook mayores de 18 años. La muestra comprendió 10,608 personas y tiene un nivel de confianza de 95 por ciento, con un margen de error de ± 1.2 por ciento.
En esta medición también cae su nivel de aprobación. El 10 de febrero es cuando más alto llegó a estar con un porcentaje de 73.0 por ciento, pero para el 10 de marzo bajó a 67.4 por ciento, el 7 de abril disminuyó a 62.0 por ciento y en mayo ya solo es de 54.9 por ciento.
En su nivel de calificación, en la misma fecha de febrero tuvo un porcentaje de 68.8 por ciento, en marzo bajó a 62.8 por ciento, en abril a 57.5 por ciento y en mayo cayó a 51.1 por ciento.
En cuanto al índice de revocación de mandato, en la misma proporción en que cayó el porcentaje de los que quieren que continúe, aumentó el que desea que deje el cargo.
El 10 de febrero, cuando tuvo su mayor porcentaje, 70.7 por ciento lo apoyaba para que permaneciera, y a partir de ahí comenzó a caer: el 10 de marzo había bajado a 64.8 por ciento, el 7 de abril a 60.1 por ciento y en mayo ya está en solo 53.1 por ciento.
En cuanto a los que quieren que renuncie, en febrero era solo el 23.7 por ciento, en marzo aumentó a 28.6 por ciento, en abril a 33.6 por ciento y en mayo el porcentaje ya subió a 40.9 por ciento.
Y los que ya no votarían por él
La encuestadora preguntó si votarían por López Obrador en 2024 y el 31.7 por ciento respondió que seguro que sí, el 9.9 por ciento dijo que probablemente, pero el 45.6 por ciento contestó que estaba seguro que no, el 3.4 por ciento que probablemente, y hubo un porcentaje de 9.4 por ciento que dijo no saber.
Es evidente que los efectos del fin de la luna de miel con el electorado ya se empiezan a sentir y la caída de presidente y gobernador puede seguir acentuándose si no corrigen la forma en que gobiernan.
Un artículo (“Pecado presidencial”) que publicó ayer Denise Dresser en el diario Reforma puede explicar, en parte, los motivos de la caída de los niveles de aprobación de López Obrador.
Cito textualmente los dos primeros párrafos, que considero muy ilustrativos:
“Hay dos clases de personas: aquellos que no saben y aquellos que no saben pero creen que saben. El Presidente es de los segundos. Alguien que todos los días se burla de los técnicos, llama a la economía un ‘oficio’, desprecia el conocimiento, desdeña la ciencia, trivializa la experiencia y cree que siempre tiene la razón. Alguien que todos los días desoye a quienes le presentan datos duros, ningunea a quienes le advierten sobre las consecuencias de las posturas que toma, acalla a quienes intentan decirle que está cometiendo errores y muy graves. Con la forma en que recorta, gasta y redacta memorándums, López Obrador demuestra el talón de Aquiles del proyecto que quiere impulsar: su analfabetismo económico. El mayor peligro de la 4T y quien la lidera no es su ‘populismo’; es su ignorancia.
Ignorancia sobre cómo funciona el Estado y cómo funcionan los mercados. Ignorancia sobre cómo se arma un presupuesto y las variables que intervienen en su elaboración y ejercicio. Ignorancia sobre el vínculo entre crecimiento y recaudación, certidumbre e inversión, regulación y competencia, competencia y productividad, política social e informalidad, monopolios y extracción de rentas, capitalismo de cuates y subdesempeño económico. El Presidente está intelectualmente atorado en los paradigmas del pasado. Habla y escribe y dicta documentos como si hubiera dejado de leer, informarse y educarse desde 1970. Defiende su visión de capitalismo estatal y discrecional como si esos modelos no hubieran producido crisis tras crisis debido a la politización y personalización de la política económica. Presume un Plan Nacional de Desarrollo inspirado en documentos de 1906”.
Cuitláhuac también tiene baja calificación
La misma encuestadora México elige evaluó a los gobernadores, y si bien Cuitláhuac García Jiménez tiene una aprobación de 51.9 por ciento, en cambio su calificación es baja: 39.5 por ciento.
En Veracruz el problema que se está presentando es una pérdida de credibilidad de la voz oficial por los verdaderos galimatías sobre asuntos delicados y de interés ciudadano, como lo que sucedió en Minatitlán y como la compra de patrullas policíacas, además de los casos de nepotismo de varios funcionarios, la falta de medicamentos en hospitales, el despido de trabajadores, la simulación de pago a proveedores, etcétera.
Ya no será raro que el presidente venga a echarle porras de nuevo al gobernador, pero serán porras con menos fuerza porque López Obrador, de seguir las tendencias como van, vendrá también ya disminuido.