Salvador Muñoz / Visto desde afuera, el principal reto del PRI en Veracruz no era tanto ver quién era o no el dirigente del partido, sino hacer que esos 160 mil militantes que presumía el padrón, salieran a votar, que manifestaran no tanto su preferencia por equis o ye candidato, sino ese orgullo por su partido… ¿qué pasó?
Impugnaciones y quejas son parte del proceso… que porque no dejaron votar a unos, porque otros no aparecieron, porque hasta votaron los muertos y no precisamente Edmundo Martínez Zaleta… ésas podríamos decir que son las impugnaciones y quejas “formales”… lo que debe de pre-ocupar no sólo a Marlon Ramírez Marín, virtual presidente del PRI en Veracruz, sino al resto de los candidatos y los que se quedaron en el camino, son los casi 130 mil militantes que no se reflejaron en una jornada que si bien es significativa por el método empleado, más significativa es por su nula afluencia en las urnas.
¿Por qué preocupar no sólo a Marlon sino igual a Carlos Aceves, Damara Gómez y Adolfo Ramírez así como los otros pre-contendientes y demás personajes que son figuras en el partido?
¿De quiénes hablo? Pues de una Anilú Ingram y Héctor Yunes Landa, diputados federales; un Juan Carlos Molina, líder de la CNC; una Erika Ayala y Jorge Moreno Salinas, diputados locales; por citar los más actuales por así decirlo… si no movieron a sus aliados, a la gente que cree en ellos, malo; si los movieron a favor de uno o de otro, más malo, porque lograr mover un poquito más del 20 por ciento del padrón, implica un músculo guango, flojo, desgastado, pensando bien… pensando mal, podríamos estar hablando en el desinterés de éstos y muchos otros personajes por su mismo partido.
La Pre-Ocupación de estos personajes junto con Marlon, si tienen real interés y querencia por su partido, es sentarse y analizar esa desidia de la militancia en este proceso que era para ella y por ella, porque lejos de reflejar una pobreza de votación, lo que se percibe es un divorcio de la militancia, aunque falta saber con quién… si la separación es con el PRI, con sus siglas, con su institución política… o con quienes pretenden representarlos, dirigirlos, encabezarlos… y la referencia no alcanza únicamente a Marlon, sino a todos los participantes.
La Operación Cicatriz que de inmediato se vio con la reunión de Marlon con Carlos Aceves, si bien es un paso, no deja de ser pequeño, minúsculo, pero al final, avance. Habrá que ver cómo se da la Operación con Adolfo y Damara y a su vez, cómo se comportan el de Paso de Ovejas y la de Mina, porque también habrá que ver qué tanto ayuda a su partido ese afán de búsqueda en ellos de lo que consideran legalidad y justicia en su lucha por la dirigencia al sentir que sus derechos partidistas fueron lacerados.
Sólo hay que considerar una cosa: quitando las quejas e impugnaciones de Adolfo y Damara, no cambia en nada esa tristeza que refleja el partido con su elección.
Quién sabe qué vaya a ocurrir de aquí a que rinda protesta como dirigente del partido Marlon Ramírez Marín, pero la primera tarea a realizar quienes acompañen al porteño en el edificio de Ruiz Cortines esquina con Francisco Moreno, es volver a enamorar a esa militancia que no se vio este domingo… o preguntarse ¿dónde está?
Quizás lo mejor es pensar que no quiso salir, a creer que si salió, fue del partido para enrolarse en Morena…
Para el PRI, los más de 30 mil votos que obtiene en su misma elección, por el momento, es una oferta muy baja pensando en el 2021… algo tendrá que hacer el Revolucionario Institucional en su conjunto, porque si de aquí a las próximas elecciones no obra un milagro, su futuro estará en la pepena de regidurías… y por allí, una o dos pluris, sea en el Congreso local o a nivel federal.
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