Dice el gobernador de Veracruz, enfático, rabioso, dramático, que la violencia en Veracruz no es incontrolable, los dice un día después de que se diera un enfrentamiento entre policías y delincuentes a un par de kilómetros de donde él se hallaba en Hueyapan de Ocampo; lo dice después de 13 personas asesinadas, incluido un menor de un año; lo dice después de más de 90 feminicidios; lo dice después de que en Xalapa los muertos siguen cayendo como las manzanas maduras de los árboles; lo dice después de que Veracruz es el estado con más secuestros en todo el país; lo dice en el momento que el presidente se vio obligado a visitar por quinta vez Veracruz debido a que la violencia es incontrolable; lo dice en el mismo día que de manera prematura echan a andar la Guardia Nacional.
Es decir, todo lo contradice, pero él, con su gesto de dictador fascista dice que la violencia en Veracruz no es incontrolable y de consuelo, para un municipio que ha sufrido tanto por la violencia, ahí les van 500 vacas para que hagan una barbacoa y celebren que la violencia no es incontrolable. Si Cuitláhuac García es el conductor de este auto que se llama Veracruz, aun cuando la violencia fuese controlable, con este conductor Veracruz corre peligro.
Su ineptitud es ya de récord. No sabe meter segunda, conduce el auto en primera y si se equivoca no sabe meter reversa, en una de esas se dan cuenta que no sabe manejar. El problema será más grave cuando se entere que hay una segunda, tercera, cuarta y hasta quinta velocidad; este gobernador, conductor inepto, es capaz de estrellarnos contra cualquier árbol.
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