Patrocinio ya no puede ni con su alma; para colmo, a todos lados que se mueve arrastra su derrota, derrota multiplicada por sus varios intentos fallidos por quitar al fiscal. Sobrevive simplemente porque el gobernador no gobierna, no pone orden, sólo hace rabietas: «No puedo estar arreglando los problemas de todas las Secretarías», grita, pero no hace nada. Por eso la corrupción, el nepotismo crecen a la par de la inseguridad en el estado; por eso Patrocinio Cisneros sobrevive.
Esto no evita las especulaciones que señalan que el encargado de la política interior de Veracruz está por dejar el puesto. Se habla incluso de un sustituto, Enrique Ampudia, quien se anota, trabaja para Marcelo Ebrard. Si el cambio se da o no se da, queda claro que el de Baja California nacido en Otatitlán ya no tiene nada que hacer en el estado, y si se queda sólo causará más conflictos, más problemas. Su presencia es insostenible.