Mussio Cárdenas Arellano /
* Del duelo al manoseo político * Minatitlán de luto y ellos en lo suyo * Cárteles fuera de control * El informe de la Fiscalía * Antonio García, más de lo mismo * De cosechar publicidad a vocero del Comediante Supremo * Agua Dulce: obras chafas del alcalde * Hiram, el regidor bis * Susana Rangel: lodo sobre Keren * El actuario hace de las suyas
Sobre el dolor y la muerte, el luto por los caídos, el llanto por el pequeño Santiago y las mujeres y los hombres, no deja de reñir la clase política, salpicando culpas, pasmado el gobernador ante el embate de los violentos y el baño de sangre que ahoga a Veracruz. Y hasta López Obrador llega a lucrar con la tragedia.
Noche de Viernes Santo. Pasan de las 9. Bailan los paisanos, las damas con sus vestidos majestuosos de fondo oscuro y chillantes colores, los ornamentos y las raíces de su amado Oaxaca, del istmo. Charlan, ríen, cantan suponiendo que la alegría no tiene fin. Y que no hay final trágico.
Irrumpen en Los Potros, el salón en que transcurre la fiesta, seis sicarios. Caminan abriéndose paso, velando las armas hasta apostarse frente a Becly Ryn y lo ejecutan.
Cae el transexual, afamado por su transformación física, sus reventones, sus relaciones en el bajo mundo, su bar donde traficar droga es parte del atractivo visual y negocio con el que se pagan cirugías y más cirugías. Cae abatido mientras se escucha una voz sonora: “Con esto no se juega”.
Suenan más disparos. Alcanzan a Santiago, un pequeño de apenas un año de edad, y a su padre César, quien recibe un impacto en la cabeza, cayendo desplomado. Su madre queda herida pero sobrevive.
Mueren otros 10. Dos chicas estudiantes universitarias, Ana María de 62 años; Heber, de 43, presunto compadre de Becly Ryn; Felícitas, de 52; Irma de 44; Leobardo, de 31; Alfredo, de 30;
Julio César, de 34; Raúl, de 25, y Juan René, de 50.
Noche de Viernes Santo y el sur de Veracruz se sacude. Estremece la tragedia a Minatitlán como si la muerte ya no los quisiera dejar. Se alarman los pueblos y en las comunidades sólo repiten que Dios guarde la hora.
Se inundan las redes sociales, los portales informativos, trasponiendo las fronteras de Veracruz, cimbrando al mundo político, a “liberales y conservadores”, diría Benito Juárez Obrador, a la mafia del poder y a la nueva mafia pejista del poder.
Hay quien repite y repite que los demonios andan sueltos. Y así es, andan sueltos.
De las 20:20 de aquel viernes 19 a la medianoche se dicen y se cuentan los lamentos. Se percibe el miedo, se siente el dolor, el pasmo, la impotencia, la ira, el reproche social.
Horas más tarde, la clase política provoca un tira-tira de furia en las benditas redes sociales. Y el que aprieta el botón es Cuitláhuac García, el mal llamado gobernador.
Lo oprime y el primero que vuela es él. Ante la tragedia, es insensible.
No da un paso hacia Minatitlán. No busca a las víctimas. No graba un video. No sube al podio de las conferencias de prensa y dimensiona el episodio de Los Potros, la tragedia y la masacre en que mueren 13 pero lo que más consterna es el deceso del pequeño Santiago.
Tan jodida anda su comunicación política que se constriñe a un mensaje de Facebook, breve, frío, tendencioso:
“En el grupo de seguridad se activó operativo para dar con los responsables. No habrá impunidad a pesar de las eternas investigaciones de la FGE. Seguiremos con más detenciones”.
Sólo una mente atrofiada pudo activar la politización de una tragedia así, montado Cuitláhuac sobre el dolor de los deudos, el miedo de su entorno social, el reclamo de un pueblo que vive con el miedo en la piel.
¿Qué caso tenía citar el ingrediente de la Fiscalía General del Estado, trasluciendo sus fobias hacia el fiscal Jorge Winckler, sus resabios por la impotencia de no saber cómo tumbarlo del cargo, ni con el Congreso dominado por Morena?
Autolanzado al ruedo, el gobernador es hechos trizas en el “bendito” internet, acusado de lucrar con la tragedia, de acudir al pretexto sobado de que así encontró Veracruz.
“Seguiremos con más detenciones”, remata su mensaje en Twitter.
¿Cuáles? Salvo unos cuantos pollos minúsculos, la Secretaría de Seguridad Pública no aprehende a nadie. Su empistolado titular, Hugo Gutiérrez Maldonado, es el hazmerreír de la flota policíaca, disparando demagogia a discreción, más amagos que balas, más quejumbres que efectividad.
Linchado en las benditas redes sociales, Cuitláhuac García es destrozado. Que gobierne, si puede. Que cumpla, si puede. Que deje el pretexto de la Fiscalía y dé resultados, si puede.
Arde Veracruz y Andrés Manuel le arroja combustible al fuego. De gira, el domingo 21, llega a recordar la heroica defensa del puerto de Veracruz en 1914 con un acto formal. Pero lo suyo es doblemente mezquino: viene por la heroica defensa de su pupilo Cuitláhuac.
Lo muestra “honesto”, bajo presión de la “maleantada” que, dice el Dios Peje, se le quiere imponer. El Cuit, según Cristo López, es “bueno, limpio”.
Y remató:
“Tiene el apoyo del pueblo de Veracruz y tiene el apoyo del Gobierno Federal, para que le vayan midiendo y que no olviden que somos muy perseverantes y muy tercos, se va acabar la corrupción en Veracruz, me canso ganso”.
Frases trilladas, argumento gastado, nada impactan ante el caos de la inseguridad en Veracruz. Inaudito ir a un convivio y terminar en un panteón.
Frío, López Obrador apenas si se refiere a la masacre de Minatitlán. La violencia, arguye, es el fruto podrido heredado del anterior régimen.
“Todo esto que se heredó de la aplicación de una política antipopular y entreguista, donde lo único que les importaba era saquear y robar. El gobierno no estaba hecho para servir al pueblo, estaba convertido en un facilitador de la corrupción”.
Su tema es Winckler y el ex gobernador Miguel Ángel Yunes Linares:
“El hecho de que lo haya dejado el Gobernador anterior y esté actuando en protección del viejo régimen, llama mucho la atención, pero eso lo va a decidir una autoridad competente”.
De la tragedia un comentario. A los deudos unas líneas. De Fidel Herrera y Javier Duarte, en cuyos gobiernos Veracruz se convirtió en santuario de Los Zetas e irrumpió el Cártel Jalisco, nada.
Le siguieron Martí Batres, presidente del Senado y ahora la senadora Gloria Sánchez, rémora de los Robles, mancuerna de Roselia Barajas, matriarca del Clan de la Succión, pupilas de Heberto Castillo, fundador y líder del Partido Mexicano de los Trabajadores.
A las bravatas del Dios Peje, responde la Fiscalía con la investigación de la masacre de Minatitlán: la hipótesis de que Julio César González Reyna, La Becky o Vequerina o Becly Ryn, transexual, propietario del bar gay La Esquina del Cha-Kl, fue ultimado por vender droga primero para un grupo delincuencial y luego para la banda rival; dictámenes periciales, detalles de balística, hallazgo de la casa de seguridad donde se encontraron los autos en que se transportaron para realizar el ataque; identidad de los muertos y causa del fallecimiento.
De la Secretaría de Seguridad no se conoce investigación alguna. El titular, Hugo Gutiérrez, asegura tener identificados a dos de los seis atacantes, presuntamente del Cártel Jalisco Nueva Generación. El fiscal, por oficio, le pidió que aporte la información.
Hugo Gutiérrez, el shérif de la SSP, tiene los mismos rostros difundidos en redes sociales, los del “Lagarto” y “El Pelón”, ambos a cargo de la plaza de Minatitlán para el CJNG, a las órdenes de José Roberto Sánchez Cortés, el ex fiscal de distrito cercanísimo a la ex fiscal regional Samyra Khoury, en los tiempos de Javier Duarte al frente del gobierno de Veracruz.
Fuera de eso, la SSP está en cero.
Viajaba el Dios Peje a la CDMX cuando el informe de la Fiscalía impactaba en Veracruz, advirtiendo el móvil del narcomenudeo, el choque de cárteles, la disputa por la plaza de Minatitlán. AMLO anunció que el viernes 26 estará con los deudos.
Sobre los muertos y el duelo, la masacre, el gobernador evade culpas, persiste en el pleito al tiempo que la violencia sacude a Veracruz
Y el ganso que no se cansa lo ayuda a politizar la tragedia.
Archivo muerto
Militante de la prensa servil, Antonio García ni tiene prestigio ni tiene historial. De entre esa fauna, lo extrae el Comediante Supremo, alias el alcalde, alias Víctor Manuel Carranza, para llenar el mini hueco que deja Joel Arellano Torres en Comunicación Social. Joel se fue pero no del todo. Opera en las sombras con la fallida fórmula de la lisonja que le profieren sus plumíferos a sueldo al edil de Coatzacoalcos y el ataque embozado de los cobardes que la Policía Cibernética tiene en la mira. De Antonio García ni qué decir salvo que proviene de Coatza Digital, antes de —él si periodista— Crispín Garrido Mancilla, hoy propiedad de ad láteres de la familia Quintanilla, rémora del Clan de la Succión, y mientras haya negocio, también de la secretaria de Energía, Rocío Nahle. En un santiamén Antonio García pasó de ser cosechador de publicidad —un millón 148 mil pesos anuales en la cuenta de Coatza Digital y 417 mil 600 en la suya— a vocero del Comediante Supremo, Víctor Carranza. Pero su labor despide tufo a fracaso anticipado. Ni el mejor de los mercenarios puede reconstruir en tres días el templo de las infamias, el santuario de acoso sexual, el palacete del narcomenudismo, el coso del nepotismo y la corrupción. Vaya, ni Cristo mismo redime al infame Víctor Manuel… Ínfima obra pública en Agua Dulce y de pésima calidad. Ni un año tiene de haberse encarpetado la calle Bari y ya le llueven reclamos al alcalde Sergio Guzmán Ricárdez. A simple vista se observa que el grosor del asfalto es menor a lo que indican los estándares. Por lo mismo, ya se intenta reparar. ¿Con cargo a qué partida?. Lo mismo en la colonia Los Pinos. Crecen las protestas entre locatarios que no se explican por qué el presidente municipal no entrega el mercado. Se irritan los hidrómilos por la escasez de agua, al tiempo que Sergio Guzmán presume la construcción de dos pozos, que seguramente producen aire. Y a los que demandan que aterrice, que descienda del ladrillo, les responde con una bravata tipo patán y el adjetivo de “grilleros”, y los encargados de las obras públicas no sólo se mofan sino que exigen que los pobladores de Agua Dulce agradezcan y se den por bien servidos. Un fiasco Sergio Guzmán… Milusos a modo, Hiram Blanco es el regidor noveno bis. De su mano come Lenis Pauling Aparicio, la edil cetemista y priista del ayuntamiento de Coatzacoalcos que le confiere todo tipo de encomiendas, incluido representarla como si fuera autoridad, incluido lanzar la primera bola en un certamen de beisbol. Es, tácitamente, el poder tras el trono de un reino ilusorio, una regiduría cuya principal tarea es el deporte. Hiram es quien le gobierna la mente a la regidora Lenis Pauling Aparicio y su voz es ley. Guardadas las proporciones, como cuando el esposo de Lu-pilla Porras ocupaba la curul de la entonces diputada en el Congreso de Veracruz, en ausencia de la legisladora. A Walter le clavaron el alias del “Diputado 51” que ya no se pudo sacudir. Si el cabildo no lo sabe, que se entere que ya tienen otro compañero de aventura… Susana Rangel recicla lodo, el que vacían las huestes morenistas sobre Keren Prot, regidora del PRI. Pillada en la faena, deja evidencia la abogada en sus compartidos de la nota falsa en Facebook en que a la edil priista le imputan un esposo que no es, trabajador que por cuatro años laboró en el ayuntamiento de Coatzacoalcos hasta que el alcalde Víctor Carranza llegó con la encomienda de acabar con el Sindicato Único de Empleados Municipales. El Onésimo de Keren es otro, pero a la abogada externa le importa poco compartir el embuste, lo que constituye delito. Sus huellas están en las redes. Susana Rangel, abogada externa contratada por el presidente municipal, va camino a un proceso legal como Keren Prot lo advirtió… Dueño del Juzgado Sexto de Primera Instancia, Horacio Fernández Zapiain es un actuario que se mofa de la ley. Notifica cuando quiere, a quien quiere y si no quiere, por algo muy explicable será. Tuerce así las normas de trabajo, trastocando juicios, dejando pendientes por semanas y meses los emplazamientos y vulnerando aquel hilarante adagio de “justicia pronta y expedita” que mata de risa a los gustan de burlar el derecho. Otros notificadores de los juzgados civiles de Coatzacoalcos se han aventado la osadía de decirse asaltados y que el botín fue, precisamente, documentos de juicios millonarios. Son castigados y vuelven a las trastadas. Y el Poder Judicial de Veracruz ni los ve ni los oye. Todo en las viles naricitas del presidente del Poder Judicial, el neoobradorista Edel Álvarez Peña. Una auténtica y acaudalada mafia de notificadores, protegidos por magistrados venales que incrustan familiares, amigos, compadres, amantes, queridos, mayates con cargo al erario de Veracruz…
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