El Comité Ejecutivo Nacional del SNTE ya había olvidado que el Gobierno Federal, el 20 de diciembre de 2012, con 351 votos a favor, 85 en contra y ocho abstenciones, aprobaría la mal llamada reforma educativa y que al otro día la maestra Gordillo, inmediatamente y sin temor alguno, arremetería contra «una reforma meramente administrativa» y plantearía: «Yo, Elba Esther, asumo la responsabilidad de decir que no, porque ése es mi papel».
Ese era el contraste, mientras los encargados de defender a los maestros se aflojaban los cinturones y se empinaban ante el Gobierno Federal, la maestra Elba Esther Gordillo los encaraba de frente. Esa es la sustancial diferencia entre un líder valiente y unos líderes de papel. Esa es la historia que miles de maestros recuerdan.
