¿Qué hacía Shakespeare mientras don Quijote cabalgaba por la Sierra Morena? ¿Qué hacía Cervantes mientras Hamlet enloquecía y arrastraba en su locura al reino de Dinamarca? En esta fecha en nuestro país se deberían llevar a cabo actividades a favor del fomento a la lectura y la difusión del libro; se debería celebrar al libro para reconocer su trascendencia y su importancia.
Pero, hasta en su día, el libro se ve opacado por la mezquindad y el cretinismo, por la apatía y la sinrazón de aquellos que prefieren la torva alianza con la incultura; su celebración se ve opacada por aquellos que prefieren el estúpido beso del poder, a la suave caricia de las palabras; esos, esos son los verdaderos enemigos del libro.
