Imagine usted que recibe como herencia una casa, pero resulta que la casa se la entregaron sin puertas, con los vidrios de la ventana rotos, con fugas de agua en los baños, con goteras en los techos y para acabarla de amolar la casa está plagada de ratas. Obligados a quedarnos con esa propiedad, pues no tenemos otro lugar a donde ir, ¿qué sería lo que procede? ¿Aceptaría usted vivir en una casa en esas condiciones? Por supuesto, lo más adecuado es hacer planes para reparar los desperfectos, tal vez primero poner las puertas y los vidrios, después tapar las fugas y reparar los techos y finalmente llamar a un exterminador para acabar con esa plaga.
Mala idea sería quedarse a vivir en esa casa sin hacerle las reparaciones necesarias, sin eliminar las ratas. Qué clase de personas seríamos si cada que alguien nos preguntara, por qué vives en esas condiciones respondiéramos: «Es que así me la heredaron». Andrés Manuel López Obrador muy enfático dijo a su llegada a Veracruz: «Todavía tenemos que enfrentar esa herencia, ese cochinero, pero vamos a limpiar el país. Va a haber justicia, me canso ganso».
Ya van cuatro meses y las cosas no mejoran, ya van cuatro meses y apenas «vamos a limpiar el país», ya van cuatro meses y después de la masacre de Minatitlán, ante la ineptitud y omisión del gobernador, lo único que se les ocurre decir es: «Todo esto es fruto podrido, se heredó de la aplicación de una política económica antipopular y entreguista. Lo único que les importaba era saquear».
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