El ataque contra ellos fue con toda la fuerza del Estado. Los diferentes mariscales de campo que usó el gobierno de Enrique Peña Nieto, a saber Emilio Chuayffet y el inefable Aurelio Nuño Mayer sabedores del apoyo moral y táctico del presidente, no mostraron misericordia con los maestros. Muchos fueron lastimados por los toletes de los granaderos, otros más fueron golpeados por militares vestidos de civil, y otros perderían a vida por las golpizas propinadas.
En las escuelas, directivos afines al SNTE discriminaban y acosaban a los maestros que se quejaban contra la mal llamada Reforma Educativa. Algunos fueron cesados, a otros los cambiaron de adscripción y, a los menos, les levantaban actas administrativas por abandono de trabajo. El asunto era intimidar para que regresarán a sus salones de clases.
Hoy, pocos recuerdan a esos héroes sin nombre, pocos reconocen que fueron ellos los que finamente lograron que la mal llamada Reforma Educativa fuera un asunto de agenda presidencial. Hoy esos héroes sin nombre están dispuestos a luchar nuevamente si hay reparos contra la cancelación de ese amasijo de leyes neoliberales. ¡Total!, ya no hay nada que perder.