El 10 de abril de 1912 comenzó el viaje sin retorno que emprendiera el célebre trasatlántico británico Titanic. Este coloso del mar zarpó desde su país natal en el puerto de Southhampton con destino a Nueva York. Las poco más de dos mil personas a bordo no se imaginaron el desastre que se daría días después. A las 23:40 horas del día 14, el barco colisionó contra un iceberg. Horas más tarde, en la madrugada del 15 de abril de ese año culminó su trágico hundimiento.
En 1865, un día como cualquier otro, Abraham Lincoln acudió junto con su esposa al teatro Ford a presenciar lo que sería la última obra que vería en su vida el expresidente de los Estados Unidos. A un par de horas de terminar el día, el sonido de un disparo paralizó por completo el lugar. Los presentes sólo pudieron ser espectadores de un hombre que caía al piso con un agujero en su cráneo. Esto dio fin a la existencia de Abraham Lincoln, quien fue el blanco y víctima de John Wilkes Booth, actor estadounidense.