El gesto fue bueno. El pontífice argentino buscaba agradecer a los enemigos de una de las guerras más sangrientas de los últimos años por haber firmado un acuerdo de reconciliación. “Permanezcan en paz, se los pido con el corazón, sigamos adelante. Habrá tantos problemas, pero no se asusten, sigan adelante, resuelvan los problemas. Ustedes han iniciado un proceso, que termine bien”, fueron las palabras de la máxima autoridad en la Iglesia Católica.
Este hecho despertó el enojo de los internautas, quienes recriminaron al Papa por haber besado los pies del presidente de la República de Sudán del Sur, Salva Kir Mayardit, y de los vicepresidentes designados presentes, Riek Machar y Rebecca Nyandeng de Mabio, pese a que, una semana antes, en el Santuario de Loreto (Italia central), retiró su mano a los fieles que querían rendirle homenaje, besando el anillo del pescador, bajo el argumento de que las personas pudieron haber sido contagiadas por eventuales virus de la saliva.