Bien por los empleados que no se intimidaron y no firmaron este famoso “formato de renuncia” que circuló por redes sociales, ya que días después se dio marcha atrás a esta medida. El problema fue que la artífice de esta vil estrategia se quedó en el mismo lugar; Rocío López Guzmán siempre le vio la cara de tonto a Enrique Márquez, siempre lo enredó en sus cosas y el exdirector del IVEC, que nunca ejerció el puesto, pues sólo se dejaba llevar por las argucias de esta aprendiz de tirana.
En días pasados circuló también en redes la situación del octogenario maestro Milburgo Treviño, otra víctima de López Guzmán; pero no termina ahí la pesadilla para el personal del IVEC. El gobernador Cuitláhuac García tuvo que intervenir para corregir la injusticia que Rocío López estaba cometiendo, por su interpretación «al pie de la letra» de sus lineamientos.