Aurelio Contreras Moreno / Anclado en el pasado. Como si fuera 1999 o 2009 y no el año 2019. Como si todavía estuviera en “la plenitud del pinche poder”. El Partido Revolucionario Institucional inició el pasado fin de semana en Veracruz su proceso interno para renovar la dirigencia de su Comité Directivo Estatal.
Sin lograr despojarse de atavismos que resultan cada vez más anacrónicos, los priistas veracruzanos se embarcaron en un proceso que les resulta inédito: la elección de sus dirigentes estatales por medio de una consulta entre la militancia de la entidad. Un método que siempre se les ha indigestado, acostumbrados a la línea directa o a la simple y llana imposición.
Pero en realidad es muy poco lo que ha cambiado, si es que algo se hubiese transformado en realidad. Como lo señalamos en este mismo espacio dos días antes del arranque formal del proceso interno priista, entre los aspirantes permea la sospecha que cada vez con mayor fuerza se vuelve una certeza, de que hay “dados cargados” para que se imponga quien cuente con mayores recursos económicos, provenientes de fuentes hasta inconfesables.
Por ejemplo, dos días después del registro de las fórmulas de aspirantes a la Presidencia y Secretaría General del Comité Directivo Estatal tricolor, se bajó de la contienda la presidenta de la Fundación Colosio en el estado, Zaida Alicia Lladó, acusando inequidad y falta de garantías para participar en igualdad de circunstancias.
“Tomamos una decisión definitivamente, porque era imposible generar una competencia tan inequitativa en relación, primero, en el monto de campaña, independientemente de la cuota de registro. Nos dimos cuenta de que había aspectos que se iban derivando, iban dirigiéndose a que el proceso va a ser definido al final por quien tenga mayor cantidad de dinero, en lugar de quien tenga mejor calidad como persona”, afirmó al anunciar su salida.
Y sostuvo que aun cuando los topes de campaña son de por sí bastante altos, sobre el millón y medio de pesos, “cuando nos enfrentamos a grupos que sabemos no nada más van a gastar eso, van a gastar dos, tres, cuatro y hasta cinco millones con tal de quedarse con el PRI, la verdad la competencia era desventajosa y de plano decidimos que no tiene ningún caso continuar en ello y decidimos retirarnos”.
No son éstas las únicas irregularidades que existen. La última “actualización” del padrón de militantes del PRI en Veracruz, que son los únicos que podrán votar el próximo 28 de abril, data de 2014. ¿Cuántos muertos terminarán “acudiendo” a las urnas? ¿Cuántos de los que el año pasado “abandonaron el barco” para brincar al PAN o a Morena serán “reclutados” a través del poder del dinero?, se preguntan varios priistas.
Incluso, hay molestia entre los aspirantes que aún no tiran la toalla porque la lista de militantes que les fue entregada solo cuenta con el nombre de los afiliados priistas, ¡pero no con sus direcciones! ¿De qué manera podrían buscarlos para pedirles su apoyo?
Los priistas saben perfectamente cuáles son las circunstancias por las que atraviesan en la actualidad. Su partido sufre un repudio generalizado entre la sociedad, que de inmediato asocia al PRI con corrupción, con robo, con fraude, con violencia, producto de gobiernos y políticos que destrozaron estados como el de Veracruz.
Pero por lo visto, no han entendido absolutamente nada. Hasta siguen rondando en los equipos de campaña varios de los mismos de siempre. Que no esperen nada diferente entonces.
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