Otra de las solicitudes que se anotan en la carta que el gobierno de México mandó al gobierno español fue la petición de que el Vaticano, vía el papa Francisco, se disculpara por las atrocidades que se cometieron durante la evangelización. Dichas atrocidades están bien documentadas por los conquistadores y por los mismos indígenas. Un libro que nos podría dar luz sobre esto es La versión de los vencidos de don Miguel León Portilla. En este libro el autor compila una serie de textos escritos por los evangelizados sobre las maneras como los conquistadores les impusieron la doctrina cristiana.
Cabe mencionar, sobre la disculpa que solicita México al papa, que en diversas ocasiones los pontífices se han disculpado por como la iglesia obligó a los indígenas de la Nueva España, y de otros territorios americanos a aceptar la religión católica. Una de las últimas ocasiones fue en 2015 cuando el papa Francisco estuvo en Bolivia. Ahí se refirió a ese tipo de atrocidades pidiendo “humildemente perdón” no sólo por “las ofensas de la propia Iglesia sino por los crímenes contra los pueblos originarios durante la llamada conquista de América”.
Por lo mismo, la solicitud de Andrés Manuel López Obrador para muchos historiadores y analistas del tema de la Conquista esta fuera de lugar; fuera de contexto. Si con esto pretendía devolver la dignidad a los pueblos que habitaron América antes de los españoles, se equivocó de rumbo. Cada pueblo forja su propia dignidad. Como lo dijera uno de los españoles más grandes que han existido, don Miguel de Cervantes Saavedra, “cada uno es hijo de sus obras”. En el caso de una nación, cada país escribe su propia historia, cada pueblo forja su propio destino y por ende su propia dignidad.
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