Algo está fallando en la Secretaría de Educación de Veracruz (SEV), algo no está encajando para que esta delicada e importante institución no esté funcionando. Algunos señalan el bajo perfil del propio titular y su improvisado gabinete. Dentro del organigrama de la SEV, la columna vertebral es la Subsecretaría de Educación Básica, y para desgracia de los maestros, ésta fue colocada en las manos de Maritza Ramírez Aguilar, una docente que nunca en su fortuita vida había tenido un cargo público, si acaso era la encargada de contar las empanadas de la cooperativa de su escuela y hacer la coperacha para comprar el pomo para pasar el frío en los campamentos de la disidencia, pero hasta ahí.
El resultado salta a la vista: escuelas primarias sin maestros, prelados sin asignación de plazas, maestros sin pagos en secundarias generales y técnicas, discriminación en cambios de adscripción en el nivel de telesecundarias, jubilados inconformes con adeudos, delegaciones regionales descuidadas y una marcada línea de nepotismo en casi todas las subdirecciones.
Y es que nunca en la historia de esta secretaría se habían tomado las instalaciones tantas veces y en tan poco tiempo, 15 veces en tres meses para ser precisos. Los sindicatos organizados, pequeños o grandes, sólo son engañados; los trámites de sus agremiados van a paso de tortuga, muchas veces por falta de voluntad o por conveniencia política.
Esta situación ya ha despertado inquietud en el centro del país; es cierto que cada estado debe ser libre y soberano, sin embargo, la incapacidad, frivolidad y falta de experiencia del propio Zenyazen Escobar y su cofradía de ineptos, está dejando muy mal parado al gobernador con el presidente Andrés Manuel López Obrador. Es seguro que, si no hay un golpe de timón en esta secretaría, habrá consecuencias que lamentar. Ya lo veremos más adelante.
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