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La meritocracia, la apuesta de la nueva reforma educativa contra corrupción en el magisterio

Ganarse una plaza, un ascenso o una promoción por los méritos propios es algo justo. Durante décadas en México, los sindicatos magisteriales fueron los dueños absolutos de las plazas magisteriales, ascensos, cambios de adscripción y hasta de puestos de elección popular. Al menos el SNTE contaba con un escalafón interno para promover los beneficios entre los agremiados. Sin embargo, éste fue pervertido y se le dio mal uso; con el pretexto escalafonario, muchos familiares y allegados de los líderes sindicales ocuparon puestos de docentes y dirección sin la preparación requerida.

Por eso, cuando llegó la Reforma Educativa, con su Servicio Profesional Docente y el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, se pensó que las cosas realmente cambiarían. Se creyó que con los procesos meritocráticos para el ingreso y la promoción de docentes, se acabaría con los vicios tan arraigados de compadrazgo y amiguismo. Hoy nos damos cuenta que la corrupción sigue ahí, no se ha ido, pero ahora los encargados de promoverla están incrustados en la parte oficial.

Son comunes las prácticas de nepotismo y de asignación de horas y nombramientos directivos por debajo del agua. Por esa razón, resulta muy interesante conocer cuáles serán las normas y leyes para asignación de plazas, horas y promociones en la nueva reforma que traerá la 4T del presidente Andrés Manuel López Obrador. Por el momento, los maestros estarán al pendiente la próxima semana, en la que supuestamente se aprobara la nueva reforma educativa.

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