Señalamos que era una arribista, una oportunista, una mujer que se ha valido de su “amistad” con ciertos personajes masculinos para acceder a puestos públicos. Diana estaba dolida por esa nuestra opinión, porque ella era una mujer de trabajo y hasta me invitó al puerto para tomarnos un café y hablar de las grandes cosas que había hecho por la humanidad. Le dije que yo viajo a Veracruz y que con el único que me tomo un café es con don Alfonso Salces y recientemente con don Luis Velázquez Rivera; he ahí la diferencia.
Ahora me entero que Diana Santiago, desde su puesto de delegada, acogió a los sobrinos del “Jarocho”, el que vendía partes de auto robadas en Las Choapas y que ahora es jefe de Delegaciones de la SEV. Ahí tiene a Arantxa y a Claudia, los tres de apellido Mota, y al sobrino político Adrián. ¿Pues no que muy honesta? Mira que terminar prestándose para esos enjuagues inmorales. Por supuesto, Diana al Jarocho no le puede negar nada; es su jefe.
(A. O. R.)