Édgar Hernández* /
¡Se establecerá en Xalapa y esperará a las intermedias para tomar una decisión!
José Francisco Yunes Zorrilla, después de la ruda lección recibida el pasado primero de julio “no me retiro de la política”, decide guardar tiempos y condiciones políticas, rumbo a las elecciones intermedias, para determinar si decide o no participar en el 2024.
Confía en que el descalabro sufrido en la pasada elección, donde el PRI prácticamente solo obtuvo la tercera parte de los votos que marcaba el histórico en su favor -528 mil sufragios-, le permita regresar a sus bases para remontar el ominoso tercer lugar en que fue colocado.
Habrá que recordar que en la elección para gobernador, el efecto Peje, dio lugar a una histórica votación en favor de Cuitláhuac, quien alcanzó el millón 667 mil 239 sufragios, mientras el Partido Acción Nacional, siendo gobierno y llevando como exponente al hijo del gobernador, se quedó en segundo lugar –a pesar de, en histórica votación, alcanzó 1 millón 450 mil 722 mil votos-.
Ya mismo, sin embargo, se observa a cien días de gobierno, que empieza a registrarse una tendencia de desencanto en contra de Morena y su gobernante Cuitláhuac García, al transitar de la herencia monárquica al nepotismo y la corrupción.
La ingobernabilidad registrada los primeros cien días ha crispado la seguridad pública y recrudecido la tensión social y económica, que son factores que, de crecer, habrán de crear un campo fértil para el fortalecimiento de los partidos de oposición en donde de manera indiscutible sobresale el Partido Acción Nacional bajo la tutela de Miguel Angel Yunes Linares.
¡Ay, nanita!
Mientras el PRI se mueve en el limbo de la mediocridad con un lastre que tendrá que superar ahora que va rumbo a la renovación de su dirigencia.
A Pepe Yunes, ese infausto 2018, le tocó vivir la deslealtad de sus mejores exponentes; la gandallez de las rémoras que persistieron –a cambio de dinero- en el viejo cuento de tener grupos y votos para ganar, así como falsamente manifestarse como los garantes de las plazas en favor del PRI cuando a la hora de la hora se entregaron a Morena.
De siempre respondieron a la línea y dinero de Fidel Herrera y Javier Duarte y se blindaron ante la imparable oleada Morena que vieron venir.
En el propio círculo cercano a Pepe se confrontaron entre sí; escamoteó el dinero que debió entregarse en tiempo y forma a los líderes sociales; mientras los aspirantes a un cargo de elección popular, los diputados locales y federales, en la víspera, solo se formaron para cobrar 5 millones por piocha para inmediatamente huir de Veracruz… algunos de ellos, incluso, se le vio en destinos internacionales disfrutando con la familia.
Hubo casos aberrantes como el de Ranulfo Márquez Hernández, el llamado “Cabeza de Lata”, quien el primero de julio muy temprano se apersonó en casa de Pepe Yunes y ya no se retiró hasta entrada la tarde cuando su compromiso era estar operando desde el llamado “Cuarto de Guerra”; la justificación de este fidelista fue que ya todo estaba amarrado y que “solo había que esperar el cierre de casillas para celebrar la victoria.
A las seis de la tarde simplemente se escurrió del domicilio del candidato perdedor, mientras el dinero que le dieron para la operación se había esfumado.
Lo mismo pasó con Marcelo, con Brito, con Morgado, con Héctor, con Silvio, con Américo, con Marlon y con las otoñales priistas que fingieron una victoria inexistente.
Ese primero de julio, al primer corte de las 11:45 de la mañana la propia casa presidencial de los Pinos, daba cuenta de irreversibles tendencias. Las casas encuestadoras Mitofsky y “El Universal”, puntualizaban la ventaja de dos puntos de Cuitláhuac sobre Miguel Angel Yunes Márquez y, seis puntos arriba de Pepe Yunes.
Imposible para el PRI alcanzar a Morena a horas del cierre de urnas.
Fueron, en fin, muchas las traiciones, infinidad las simulaciones y el engaño de mañosos priistas de presuntamente utilizar el recurso de campaña para la promoción del voto.
Hoy se sabe que parte de ese dinero salió del bolsillo de la familia de Pepe Yunes.
El tiempo, sin embargo, va cerrando cicatrices.
Nuevas formas de planeación para la próxima participación política vendrán a mediano y largo plazo desechando versiones de que Pepe se va con Meade a la banca privada “soy político, no empresario” o que se retira de este quehacer que durante 20 años ejerció con singular éxito.
Para Pepe Yunes, en voz propia “lo que viene conviene; yo estoy en la etapa de observación y proyección de escenarios para ver la mejor forma de participar por Veracruz”.
Por lo pronto regresa a Xalapa para incorporarse a la plantilla de profesores.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo
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